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viernes, 17 de noviembre de 2023

Noviembre


Noviembre es el mes del terror
en la biblioteca del centro...

Frontal de la biblioteca con manualidades que se han hecho en un taller de Halloween

Este año está dedicado a un clásico de la novela gótica de una escritora que vino a visitarnos desde el más allá, Mary Shelley; estamos hablando, como ya sabréis, de Frankenstein o El Moderno Prometeo. Todos conocemos la representación de la criatura creada por el Doctor Víctor Frankenstein, un ser enorme, horrible, una abominación. Un ser cruel y salvaje, incapaz de conocer la compasión... ¿o sí? Esta novela plantea la pregunta de si la maldad nace o se hace. ¿”Nació” la criatura desprovista de sentimientos y fue cruel porque era eso, un monstruo? o fue todo lo contrario: ¿sus actos fueron la consecuencia de un desprecio, maltrato y abandono que le hizo sentir un dolor y rabia inimaginables?


Podéis crearos vosotros mismos vuestra opinión, el libro está en la biblioteca en papel, pero también lo tenemos en Librarium, el siguiente link os llevará directamente al libro en la plataforma a la que , recordemos, se accede introduciendo nuestro usuario y contraseña de Rayuela. 

Frankenstein en Librarium

En la biblioteca os esperan muchos otros vampiros con códigos de literatura de terror, también una exposición de libros de la misma temática.

Exposición de libros de terror y los vampiros lectores


Detalles de los vampiros

Para quienes no están en el centro, dejo el link a la lista que he creado de literatura de terror de Librarium, donde podéis encontrar los libros que están en la biblioteca en los murciélagos y muchos otros, esta lista se creó el año pasado y este año he incorporado nuevos libros que han adquirido en la plataforma, entre ellos, alguna lectura graduada en inglés. 

Lista de libros de terror

Este mes también celebramos el II Certamen de Relatos Cortos de Terror y se anunciarán lecturas terroríficas para algunos recreos, estad atentas y atentos. 

Este mes colaboramos con el departamento de Orientación, nuestra querida María, educadora social del centro, nos habla de la emoción que queríamos transmitir este mes...

La emoción que se asoma a este mes de noviembre es crucial para nuestra supervivencia: el miedo. Y, como le ocurre al resto de las emociones, nos ayuda a descubrir y adaptarnos al mundo que nos rodea. Sentimos miedo cuando creemos que vamos a sufrir un daño o ante una situación desconocida. Es la emoción que nos ayuda a estar alerta y nuestro cuerpo, que es muy sabio, se prepara: los ojos se agrandan, baja la temperatura corporal, el pulso y la respiración se aceleran, el corazón envía más sangre a las piernas para poder huir...

¿Quién no tiene o ha tenido miedo alguna vez? Miedo a la oscuridad, miedo a algún animal (arañas, serpientes, murciélagos,..), miedo a las alturas, a los espacios cerrados, a los espacios abiertos, a las tormentas,...Miedo a no gustar a los demás, miedo a equivocarnos, a no conseguir nuestras metas ...

A veces, cuando no parece haber ningún motivo que produzca miedo, nuestro cuerpo sigue preparándose (a esto se le llama ansiedad). ¿Qué podemos hacer en estos casos? Respirar (tomar y soltar aire de forma consciente); dibujar o escribir lo que nos ocurre; escuchar música; contárselo a un/a amigo/a; pedir ayuda en casa o en el insti.

De cualquier manera, sean cuales sean los miedos, es importante confiar, porque cada cual acaba encontrando pequeños y grandes trucos para sentirse mejor y superarlos.


Cómo describe el propio Dr Frankenstein a su criatura es nuestro fragmento literario de este mes:

«¿Cómo podría transmitirle la emoción que sentí ante aquella catástrofe o hallar frases que describan al repugnante engendro que, al precio de tantos esfuerzos y trabajos, había creado? Sus miembros estaban, es cierto, bien proporcionados, y había intentado que sus rasgos no carecieran de cierta belleza. ¡Belleza! ¡Dios del cielo!

»Su piel amarillenta apenas cubría la red de músculos y vasos sanguíneos. Su cabello era largo y sedoso, sus dientes muy blancos, pero todo ello no lograba más que realzar el horror de los ojos vidriosos, cuyo color podía confundirse con el de las pálidas órbitas en las que estaban profundamente hundidos, lo que contrastaba con la arrugada piel del rostro y la rectilínea boca de negruzcos labios. [...] ¡Ay! Nadie hubiera soportado el horror que su vista inspiraba. Una hedionda momia resucitada no habría parecido tan horrenda como aquel engendro. Pude contemplarlo cuando todavía no estaba terminado y ya entonces me había producido repulsión. Pero al transmitirle la vida a sus músculos y articulaciones le había convertido en algo que ni el mismo Dante hubiera podido imaginar


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