martes, 27 de enero de 2015

El sufrimiento de Marta. Francisco Abad Valiente

Aquí presentamos el relato ganador del segundo premio del concurso sobre violencia de género, obra de nuestro alumno de 3º ESO B, Francisco Abad Valiente.

El sufrimiento de Marta

Marta es una mujer de 32 años, conoció a Pedro, su marido hace 4 años; el tenia 34 años, era un hombre apuesto, dulce y muy caballeroso. Se enamoraron casi al momento de conocerse y al año siguiente se casaron.
Marta se quedo embarazada muy pronto, habían decidido tener los hijos mientras fueran jóvenes. Después de nacer el niño, Pedro empezó a cambiar.
Sus tratos con Marta eran cada vez más exigentes: que estuviese todo en orden, la comida tenía que estar siempre a su gusto, no le gustaba que Marta se arreglase mucho, y se enfurecía cuando ella salía o pretendía salir con sus amigas.
Una noche Pedro llego a casa más tarde de lo habitual, la cena se había enfriado, empezó a reprochárselo a Marta, discutieron y termino dándole un bofetón. ESA FUE LA PRIMERA VEZ.
Al día siguiente, Pedro se presentó en casa con un enorme ramo de flores y le pidió perdón, le prometió que no volvería a suceder nunca más y Marta le perdonó. Durante unos días Pedro volvió a ser el mismo hombre dulce y cariñoso que había sido antes, el hombre del cual Marta se enamoro, y se volvió a sentir feliz y contenta.
Maltrato. Paula Sifora
Al poco tiempo, Marta recibió su primera paliza, había salido con sus amigas, a tomarse un café, y había dejado el niño con su madre, cuando regresó a casa, encontró a Pedro bebiendo y hecho una furia, comenzó a gritarle, insultarle y a GOLPEARLA con todas sus fuerzas, le pegó tanto que Marta cayó al suelo y no podía moverse, sólo intentar protegerse con sus manos la cara, perdió el sentido y allí tirada en el suelo Pedro la dejó y se fue de casa.
Al día siguiente Marta, que apenas podía moverse, llena de magulladuras y con la cara morada por los golpes. Se sintió más sola que nunca, no sabía que hacer ni que pensar, que es lo que había hecho ella mal, que es lo que le estaba pasando a Pedro, y decidió que había sido culpa de ella, no estaba en casa cuando su marido llegó y eso no estaba bien, tendría que estar siempre en casa.
Cuando él volvió a casa, le volvió a pedir perdón le dijo que la quería, pero que a veces ella se comportaba de una forma inadecuada, y eso lo enfadaba. Marta le pidió perdón por su comportamiento prometiéndole que no volvería a suceder.
Eso fue el final de La felicidad de Marta, el final de su libertad como persona.
Cada vez el control de Pedro con ella era mayor, dejó de ver a sus amigas, dejó de relacionarse con su familia, su casa se convirtió en su propia prisión, y su marido en su torturador físico y emocional.

Un día Marta, preparando la comida se dio cuenta que no le quedaba café, fue tal su nerviosismo, que se decidió a pedirlo a la vecina; Ana era una señora más mayor que Marta, vivía sola, pero Ana casi nunca estaba en casa, pues trabajaba, y no se conocían mucho, la noche anterior Pedro le había pegado un puñetazo en la cara y tenía el ojo casi cerrado, pero Marta no se acordó de eso, hasta que Ana le pregunto que le había pasado, para salir del paso , le dijo que se había caído en el baño, y se golpeo con el lavabo. Pero lo que Marta no sabía, era que Ana también había tenido malos tratos de su marido, y se dio cuenta del problema enseguida.
Ana le dijo que sabia como se sentía, que había pasado por lo mismo, que sabía que tenía miedo, y que se diera cuenta que no era su culpa, que no estaba sola, y que tenía que contárselo a su familia, en ese momento, Marta rompió a llorar y le contó todo, como era su marido antes y como se volvió, le relato sus palizas y sus insultos, la vida que llevaba, con el terror de saber con que humor llegaría él a casa, con el miedo a pronunciar una sola palabra, para que él no se enfadara, y vivir ocultando los moratones y la verdad a todo el mundo.
Ana la convenció para que denunciase a Pedro y para que fuese a una institución donde ayudan a las mujeres maltratadas, mujeres que son víctimas de violencia de género.
Cuando escucho esas palabras por primera vez, pensó que como no se había dado cuenta de su situación, del abuso personal y emocional, el maltrato físico, como lo permitió.
No fue fácil enfrentar la situación, el explicarles a sus padres, el contarlo a sus amigas, fueron muchas lagrimas, y muchos reproches, porque ella no lo sabía, pero todos la hubieran ayudado, y todos estuvieron con ella, ellos también se sentían mal, como no se dieron cuenta, como no vieron la situación por la que estaba pasando Marta.
Después de muchos meses Marta volvió a sonreír, se curaron las heridas del cuerpo y del corazón, volvió a disfrutar de la vida, con su hijo, su familia y sus amistades, las viejas y las nuevas, pues ahora tenía muchas amigas que habían pasado por lo mismo que ella y hasta peor.
Ahora Marta es voluntaria en el mismo centro de acogida, donde le ayudaron a ella, y se dedica a ir por los institutos para dar charlas a los jóvenes, sobre las consecuencias tan graves que tiene el machismo, la intolerancia y la falta de respeto hacia la otra persona.
Le habla a las chicas y a los chicos…… por que el maltrato puede ser al contrario también.
SIEMPRE QUE SOSPECHÉIS QUE HAY ALGUIEN SUFRIENDO MALOS TRATOS…. 









3 comentarios:

  1. La verdad es que es una historia muy real, buen trabajo Francisco!

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  2. A mí también me ha encantado. You are a fantastic writer!.

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  3. Enhorabuena Fran, por el relato y por demostrar rechazo a la violencia de género

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