HOJA
DEL MES DE JUNIO
BIBLIOTECA
I.E.S. SIERRA DE MONTÁNCHEZ
Puesto
que nuestros alumnos más mayores están a punto de acabar sus estudios en
nuestro Centro,
este poema del mes de junio se ha elegido para
ellos, desde la Biblioteca, para desearles que tengan
lo
mejor de la vida y que logren ver cumplidos sus sueños de futuro.
El resto, va en el poema.
HASTA
SIEMPRE Y... GRACIAS POR LEER.
ACUÉRDATE DE MÍ
José Mª Gabriel y Galán
Campesinas (1904)
Cuando
tiendas tu vista por las cumbres
de
esas sombrías y gigantescas sierras
que
estas tierras separan de esas tierras,
acuérdate
de mí;
que
yo también, cuando los ojos fijo
en
esas altas moles silenciosas,
me
paro a meditar en muchas cosas...
¡y
a recordarte a ti!
Cuando
hondas ansias de llorar te ahoguen
cuando
la pena acobardarte quiera,
resígnate
al dolor con alma entera
¡y
acuerdáte de mí!,
que
yo también cuando en el alma siento
algo
que se me sube a la garganta,
¡sé
resignarme con paciencia tanta,
que
te admirara a ti!
Cuando
te creas en el mundo solo
y
juzgues cada ser un enemigo,
¡acuerdáte
de Dios y de este amigo
que
te recuerda a ti!
y
esa doliente soledad sombría
se
poblará de amor en un instante
si
en Dios llegas a ver un padre amante,
¡y
un buen hermano en mí!
Si
del trabajo la pesada carga
y
lo áspero y lo largo del camino
te
hicieran renegar de tu destino.
¡acuérdate
de mí!
porque
soy otro hijo del trabajo
que,
sin temor a que la senda es larga,
llevando
al hombro, como tú, mi carga,
¡voy
delante de ti!
Si
del demonio tentación maldita
o
el mal consejo del amigo insano
te
pusieran al borde del pantano,
¡acuérdate
de mí!
y
piensa un poco lo que tú perdías
y
piensa un poco lo que yo sufriera
si
donde otros se hundieron, yo te viera
¡también
hundirte a ti!
Y
si te cierra la desgracia el paso
sin
llegar a la hermosa lontananza
donde
tú tienes puesta la esperanza,
¡acuérdate
de mí!
¡acaso
yo tampoco haya llegado
donde
me dijo el corazón que iría!
¡y esta
resignación del alma mía
te da
un ejemplo a ti!
Si
vacila tu fe (dios no lo quiera)
y
vacila por débil o por poca,
pídele
a dios que te la dé de roca,
¡y
acuérdate de mí!;
que yo
soy pecador porque soy débil,
pero
hizo dios tan grande la fe mía,
que, si
a ti te faltara, yo podría
¡darte mucha fe a ti!
Durante estos años,
hemos reído, sufrido, aprendido, crecido, y hemos hablado mucho, aunque seguramente nos
ha quedado mucho por hablar.
Vayas donde vayas, hagas lo que hagas, y aunque lo
que vivas sea (como yo deseo) la culminación de tu sueño más maravilloso,
siempre ten un rinconcito en tu mente para el recuerdo de esta biblioteca donde
a veces te aburriste un poco, pero donde muchos días compartiste con tus
compañeros y conmigo unas horas mágicas
que no se repetirán.
Yo siempre estaré aquí, entre las estanterías, o
tras el mostrador, para recibirte con las páginas abiertas, cuando vuelvas algún
día.
Recuerda:
CARPE DIEM.
Tu amigo para siempre
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