De pequeña apenas tenía
amigos. Todos se burlaban de mí. Por eso mi mejor amigo fue Godofredo. Él era un gato muy especial. Me encantaba acariciar
su pelaje, que era gris como una nube de tormenta, con unas rayas negras que
casi se difuminaban entre el gris. Mi cariño hacia aquel dulce animal era uno
de los muchos motivos de burla. Aumentaron cuando, aquel ser que me alegraba
los duros días de colegio, cariñoso, obediente y que parecía que hasta me
entendía y me consolaba, murió. Claro que mis padres no quisieron decirme que
había muerto. Cuando me enteré, me puse
muy triste. Decirle a una niña de 5 años que su "mejor amigo",
si es que se le puede llamar así, ha muerto, es muy duro. La idea de que no
volvería a acariciar a aquel animal tan cariñoso, amable y encantador, me
devastó. Pero decidí ser fuerte y afrontarlo. Siempre recordaré a Godofredo
como mi mejor amigo. Desde entonces, los gatos como él me encantan. Puede que
alguno se ría, pero me da igual, él siempre estará en mi recuerdo.
ALUMNA: ANTONIA MORGAN SOLÍS
CURSO Y GRUPO: 1º ESO A
ASIGNATURA: LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA
(LAS RAYAS DEL GATO) de Leonor Pérez
No os avergoncéis de llorar por vuestros animalillos: nos son leales, cariñosos y, si nos fuéramos nosotros, llorarían ellos.
ResponderEliminarRecuerdo a mis mascotas una por una y siento aún aquel dolor que me causaron al morir pero también aquella ternura que me dejaron viviendo.
No me siento peor persona si os digo que quiero más a mi gata que a muchos "humanos"(que no lo son tanto)
Mark Twain decía que había dos clases de personas: aquellas que amaban la moral y las que amaban a los gatos...
ResponderEliminarAntonia, redacción digna de estar incluída en un cuento de lectura infantil. Me encantas tú y tu expresión lingüística !!! ; )
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